10-01-2024
El ingeniero Gabriel Blanco se refirió a la obra sobre la Ruta 226 y planteó un debate más amplio. Apuntó a la dependencia tecnológica y marcó la necesidad de una “política energética coherente”.
Días atrás la empresa Ternium, perteneciente al grupo Techint, informó sobre la continuidad de los trabajos en el predio donde se emplazará un parque eólico. Con una inversión de 160 millones de dólares, el proyecto se enmarca dentro de un plan de descarbonización anunciado en 2021 y se espera que esté terminado para el último trimestre de este año.
En el cierre del 2023 se completó el hormigonado de la fundación del primero de los 22 aerogeneradores. “En paralelo ya se está trabajando en el proceso de hormigonado de otras tres bases y se continúa la apertura de caminos. Hasta el momento se crearon 21 km de caminos de acceso e internos del predio, con tareas de desbroce, desmonte y armado de terraplén” precisaron desde la firma.
El parque eólico, que estará ubicado en la Ruta 226 camino a Bolívar, tendrá una potencia instalada de 99 MW y permitirá reemplazar aproximadamente el 90% de la energía que Ternium adquiere en el sistema interconectado nacional.
Para hablar del tema y conocer más detalles sobre el impacto de esta central energética en Olavarría, Verte dialogó con el ingeniero Gabriel Blanco, reconocido docente e investigador especializado en energías renovables y cambio climático.
Para poner en contexto, Blanco empezó por explicar el alcance de la Ley 27191 promulgada en el año 2015, cuyo principal fin es incrementar la participación de las Energías Renovables (EERR) en la matriz energética eléctrica en nuestro país. El objetivo es llegar en 2025 a que el 20% de toda la energía que se consume en Argentina provenga de fuentes renovables, entre las que se encuentra la energía eólica.
“En la actualidad, el porcentaje alcanzado ronda el 15%, por lo cual aún queda un tramo importante que completar para cumplir con la Ley. A la fecha hay alrededor de 60 parques eólicos instalados en Argentina” precisó Blanco.
“El parque eólico que se está construyendo en Olavarría es parte de lo que se llama un `mercado a término´, donde hay una empresa que va a instalarlo y operarlo, y la energía eléctrica producida la va a comprar la empresa Techint” aclaró el ingeniero sobre el proyecto de Ternium en la ciudad, firma perteneciente a la multinacional ítalo-argentina. La energía que se genere va a ser inyectada a la red eléctrica.
Los vastos conocimientos de Gabriel Blanco sobre el cambio climático también lo llevaron a analizar este aspecto y hablar del impacto ambiental que los parques eólicos podrían generar en el territorio.
“La generación de energía a partir de fuentes renovables no provoca emisiones de gases de efecto invernadero, y este es uno de los aspectos cruciales en un contexto en el cual el cambio climático nos está empezando a impactar de una manera brutal en Argentina y en el mundo. Sequías, inundaciones, olas de calor, aumento en el nivel del mar, pérdida de glaciares…” apuntó el profesional.
Con respecto al impacto ambiental, sostuvo que en obras de este tipo “se altera un poco el suelo, entre otras cosas por la instalación de las bases para los molinos y la apertura de caminos, pero no es tan dramático ni preocupante”. Agregó que, una vez instaladas las estructuras, las mismas se tapan “y el uso del suelo puede volver a ser casi igual que antes”.
También hizo referencia a eventuales colisiones de aves con los aerogeneradores, y al respecto consideró que “ese impacto en general está sobredimensionado. No es que no suceda pero tampoco genera mayor impacto que, por ejemplo, los edificios en una ciudad”.
Una política energética para el desarrollo
El caso de la central eólica en Olavarría fue un disparador para el abordaje de una cuestión más amplia y compleja. El ingeniero Blanco hizo referencia a la escasa participación de trabajadores, profesionales e instituciones locales en la cadena de producción y desarrollo de centrales de este tipo y puso el foco en la necesidad de pensar en una “política energética coherente” que, entre otras cosas, serviría para abandonar gradualmente la dependencia técnica y tecnológica. También destacó el potencial de Olavarría para la producción de energía a nivel comunitario.
“Lo que me parece interesante es cómo se están llevando a cabo estas iniciativas. Ahora estamos hablando de energía eólica pero también podríamos hablar de energía solar fotovoltaica, que es otra de las energías renovables que se está promoviendo en Argentina. Y en estos casos lo que se ve es poca participación de la industria nacional para el aporte de componentes tecnológicos y partes, y muy poca participación del sistema científico tecnológico nacional” señaló el docente e investigador local.
Y ejemplificó: “En el caso del parque de Azul, o este de Olavarría, no hay ninguna universidad involucrada. Sí hay ingenieros argentinos, pero no hay una participación institucional en ninguna de las fases de desarrollo”.
“Uno quisiera pensar que el desarrollo de las energías renovables permitiría una participación mucho más importante a nivel local para el diseño, la planificación y la fabricación de componentes, para que ese desarrollo vaya fomentándose a nivel nacional, y que en un futuro cercano la Argentina cuente con la posibilidad de desarrollar un buen porcentaje de lo que se requiere. Eso no se ha venido dando, o para ser justos, se da en muy poca proporción con respecto a lo que podría hacerse” apuntó.
Blanco explicó que este contexto condiciona la tarea y genera una situación de dependencia técnica y tecnológica para con empresas del exterior (europeas, chinas, estadounidenses, entre otras), ya que las mismas son requeridas para cualquier tipo de reparación o compra de insumos.
Obras de este tipo generan empleo para su construcción, indicó el experto en energías renovables, pero no así para su funcionamiento: “Una vez que la central eólica empieza a operar, lo que se requiere de personal es muchísimo menor, solo hace falta un puñado de técnicos e ingenieros”.
Por estos motivos es que el referente de la Facultad de Ingeniería marcó la necesidad de una mirada integral: “En lo personal uno ve de forma positiva que se desarrollen este tipo de centrales, pero también se ve que que falta una política de desarrollo local y nacional, falta planificación y una mirada más estratégica que genere empleo y mueva al sistema científico tecnológico”.
A nivel nacional urge elaborar una política energética, completó Blanco, “porque al mismo tiempo que estamos poniendo centrales eólicas estamos desarrollando Vaca Muerta y explotando petróleo y gas en el mar. Realmente lo que no se ve es una política energética coherente ni mucho menos. Ahí soy fuertemente crítico de lo que está pasando en materia energética en Argentina, y francamente creo que es un despropósito”.
Mientras que en el plano de lo local, el ingeniero reflexionó sobre lo que Olavarría podría hacer con respecto a las energías renovables, ya que “la central eólica a la ciudad le deja poco”.
Blanco consideró que “la ciudad podría encarar una política energética para empezar a producir energía en forma local, con mucha mano de obra local, con mucho desarrollo local. En un formato de pequeña escala para producir energía a nivel comunitario, a nivel de las pymes, e incluso a nivel residencial”.
“Olavarría tiene mucho potencial para hacerlo”, aseveró, al tiempo que reconoció que es un proceso que llevaría tiempo pero que es posible de concretar. “Es una gran oportunidad de instalar el debate en este momento donde una vez más surge la problemática energética con el tema de la suba de tarifas” agregó en referencia al panorama actual.
Sobre el cierre, hizo un llamado a la administración de Maximiliano Wesner: “Habiendo un nuevo gobierno en la ciudad tal vez se pueda elaborar un plan de producción de energía descentralizada y distribuida a nivel comunitario con una fuerte participación de actores locales y regionales, tales como empresas, comunidad científica y tecnológica, entre otras instituciones. Sería muy interesante”.
Detalles de la obra
La imponente obra en Olavarría fue anunciada en febrero de 2023 y un mes después representantes de la empresa Ternium estuvieron en la ciudad para mantener una reunión con funcionarios y abordar cuestiones técnicas, administrativas y legales. También arribaron en mayo y tuvieron un encuentro con concejales, días previos al inicio de los trabajos en el predio.
En julio del año pasado la firma solicitó ante el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) el acceso a la red eléctrica mayorista para la construcción de un parque eólico con potencia de 100,8 megavatios y una inversión millonaria.
Además de la central eólica, Vientos de Olavarría solicitó un Certificado de Conveniencia y Necesidad Pública para construir una nueva estación transformadora en el predio para conectar el parque eólico con la línea de alta tensión que conecta Olavarría con Henderson, a veinte kilómetros al sudeste de la ruta nacional N° 226.
La misma contará con una playa de 132 kilovatios con dos campos de salida de línea al punto de seccionamiento, y un campo de transformación, bajo jurisdicción de Transba.
Según consta en el estudio de impacto ambiental presentado por la firma, el parque eólico contará con 22 aerogeneradores de última generación de 4,2 megavatios cada uno ubicados en un predio de 1.517 hectáreas.
El emprendimiento aportará al Sistema Argentino de Interconexión Eléctrica (SADI), alrededor de 459.155 megavatios por hora al año, energía suficiente para abastecer alrededor de 230.000 viviendas básicas, aportando así a la diversificación de la matriz energética nacional.
Asimismo, evitará la emisión de 242.128 toneladas de dióxido de carbón por año que produciría la misma generación, pero a través de usinas térmicas.
“El proyecto permitirá reemplazar con energía renovable aproximadamente el 65% de la energía que Ternium adquiere de terceros en el SADI”, indicó la empresa en un comunicado.