31-03-2024
El jugador surgido en Loma Negra dialogó con Verte y repasó su carrera en las divisiones formativas del Xeneize, su presente en la Reserva, la Selección y su próximo objetivo.
En el 2016, mientras jugaba en la Escuelita de Loma Negra, Mateo Mendía viajó a La Candela para probarse en Boca Juniors. Sus buenas condiciones y el ojo de Abelardo Carabelli, quien era su entrenador en el Celeste, lo incentivaron a la aventura.
En la primera práctica ya marcó diferencias y fue anotado en el cuaderno de García, el observador Xeneize, pero recién hasta el tercer día de entrenamiento no le dijeron que se iba a poner la camiseta de uno de los clubes más grandes de Argentina.
El tiempo pasó, en su recorrido por las inferiores del club cosechó varios títulos, se afianzó como un jugador destacado en su categoría y lo coronó días atrás con la firma de su primer contrato como profesional.
Luego del entrenamiento del mediodía del jueves se tomó unos minutos para dialogar con Verte. “Mis inicios fueron en Loma. Hice todo lo hoy sería Escuelita y cuando estaba en Décima, en el 2016, Abelardo Carabelli, quien era el entrenador del equipo, me consiguió una prueba en Boca y ahí comenzó todo” indicó Mateo
De aquel momento en la Candela, donde aún entrenaban las categorías inferiores recordó que “fue una prueba de tres días y en la última jornada después de una práctica de fútbol me dijeron que había quedado y me querían fichar. Fue cumplir el sueño de cualquier chico que comienza a jugar a la pelota”.
En muchos casos los futbolistas del interior se suman en categorías mayores, pero Mateo empezó la escalera desde el primer escalón, la pre novena.
“Recuerdo que hicimos un gran esfuerzo. En los primeros dos años viajaba de Olavarría los viernes para jugar los sábados en AFA o los domingos en Liga. Todas las semanas me traía mi viejo. Esos dos años me sirvieron como adaptación” valoró el defensor.
Todo cambió una vez que llegó a Novena, ya que a partir de ese momento los jugadores tienen un lugar en la pensión.
“Es un mundo nuevo, te cambia todo. Además, el primer día me acompañaron mi viejo y mi abuelo y cuando se fueron me di cuenta de que estaba solo y de que tenía que aprender a transitar las nuevas experiencias solo, tanto las buenas como las no tanto” reflexionó.
Rápidamente la pensión se transformó en su nuevo hogar, el sitio donde pasaba más horas del día. Ese lugar que lo recibe luego de entrenar, pero también cuando regresa del colegio, de salir a caminar o a las clases de inglés.
“Desde el primer día me trataron de maravillas. La gente que trabaja en el lugar en su gran mayoría fueron jugadores, entonces te ayudan muchísimo y hasta el día de hoy me siguen ayudando. Nos dan todas las herramientas para formarnos no sólo como futbolista sino como persona en este inmenso este club” expresó.
Si bien hace ocho años que transita el “mundo Boca” no deja de sorprenderse de las cosas que suceden.
“Es increíble, me impresiona día a día por todo lo que brinda hasta la gente. Por ahí en la vorágine en la que está el jugador no se das cuenta, pero cuando vuelvo a Loma y mis amigos me empiezan a interrogar (risas) por Cavani, Rojo, viajes y demás, ahí caigo un poco en el lugar que estoy” admitió.
Entonces, con la humildad que lo caracteriza les cuenta a sus amigos (ansiosos por escuchar historias), cómo es entrenar con Cavani, Chiquito Romero, Marcos Rojo y la cantidad de estrellas que tiene hoy el plantel.
En su formación como futbolista pasaron entrenadores muy importantes. Del inicio Mateo recordó a Adrián González, quien lo dirigió en las categorías más chicas. En Séptima, que fue un año casi perdido por la pandemia, lo dirigió el Chipy Barijo.
Ya en sexta sus entrenadores fueron Matías Donet y el Cata Diaz. Luego en Quinta lo recibió la dupla compuesta por Walter Pico y Clemente Rodríguez. Actualmente, en Cuarta, su DT es el otrora exquisito Silvio Rudman.
Mateo hizo otro repaso por las categorías formativas del Xeneize: “Como en todos los ámbitos de la vida tuve momentos buenos y malos. En los tres primeros años, con edad de Novena, Octava y Séptima, no me tocó jugar tanto. En esa etapa me habrán citado dos veces en AFA, para ser suplente y no jugaba. Fueron años difíciles. Estuve en la línea finita de irme del club, pero siempre tuve en mi cabeza de seguir peleando”.
La pandemia para la gran mayoría de las personas fue un gran obstáculo, pero para Mateo Mendía fue el momento bisagra de su carrera.
“Cuando se reanudó todo me tocó jugar y no desperdicié la oportunidad. Desde ese momento cambió todo, jugué todo el año y salimos campeones en Sexta. Siempre digo que desde ese momento es como que salió el sol para mí” graficó.
Esperó su oportunidad y no la desaprovechó al otro año en Quinta. No sólo confirmó su titularidad, sino que fue elegido como el capitán del equipo. “Recuerdo que peleamos el campeonato; fue un gran año” declaró.
Con edad de Quinta y jugando a gran nivel tuvo la oportunidad de cumplir un sueño que tenía desde chico: “En esa temporada, a mitad de temporada del torneo, me convocaron para jugar en Reserva. Fue una alegría enorme”.
Era la época de las vacaciones de invierno. “Después de ese partido teníamos libre. Antes del inicio del encuentro me avisaron que no me vaya porque iba a jugar en reserva ante Argentinos Juniors. Y sostengo que ese fue el punto de partida de mi carrera, por suerte después de esa situación se dieron muchas cosas” subrayó.
La primera experiencia con la Reserva no podrá olvidarla así nomás: “La verdad que fue única. Creo que hice las cosas bien. Fue algo por lo que trabajé mucho y era una de mis metas”.
Los números y sus actuaciones en el plantel alternativo de Boca así lo confirman. Con la Reserva de Boca ganó dos campeonatos y esta situación hizo que el cuerpo técnico de la Selecciones Juveniles de Argentina posicionara sus ojos en él.
Otro de los puntos altos de su carrera fue la obtención de la Copa Libertadores Sub 20 en 2023 y el subcampeonato en el 2024.
Precisamente este año en Uruguay, hace pocos días, Mendía se transformó en una de las figuras de su equipo. Por una lesión se perdió la semifinal ante Aucas y en la final contra el Flamengo no estaba al cien por cien.
“Fue una experiencia única, que me dejó mucho aprendizaje. Por suerte pude estar en la final, aunque lamentablemente el resultado no se dio como lo deseamos, pero me quedé con la entrega del equipo” remarcó.
Su gran actuación en Uruguay, su liderazgo dentro del plantel no hizo dudar a los dirigentes, que de inmediato llamaron a su representante, el olavarriense Alejandro Chiodi, para decirle que al jueves siguiente iba a firmar el contrato como jugador profesional.
“Fue todo rápido, Alejandro (Chiodi) me lo dijo y sinceramente me sorprendió. Más allá que uno escucha que se puede dar, pero no me lo esperaba; es más todavía no caigo Al toque le avisé a mis viejos. Igualmente, la responsabilidad sigue siendo la misma: seguir trabajando día a día y no desviarme del objetivo, que es debutar en Primera” reconoció.
Mateo Mendía, quien actualmente sigue viviendo en la pensión, cumplió con otro objetivo importante que le plantearon sus padres antes de hacer las valijas: terminar la secundaria.
Intentó comenzar una carrera universitaria, pero se le hacía muy complicado con los entrenamientos de Reserva, la gran mayoría en doble turno, pero los días que tiene la tarde libre se dedica a estudiar inglés.
En cuanto a su relación con los dirigentes de Boca, explicó que “relación directa no tiene, pero que siempre están recorriendo el predio e interiorizándose en los juveniles. Sí tuve la suerte de ser dirigido por ex jugadores de la institución. De todos ellos traté de sacar lo mejor y siempre fueron muy buenas personas”.
En la actualidad el club de La Ribera tiene dos olavarrienses en el plantel, Mendía y Lucas Janson. Con respecto a su relación con el delantero indicó: “Nos cruzamos bastante. No compartimos mucho, pero tenemos la mejor onda”.
“Es un crack conmigo. Se portó de diez desde que llegó. Para mi es importante que haya un olavarriense dentro del plantel” resaltó.
Para el final habló de su experiencia en la Selección, cuando Mateo fue convocado por Mascherano: “La verdad que fue una locura y también un sueño cumplido estar en la Selección. Por ahí la deuda pendiente fue poder haber jugado un partido, pero seguiré trabajando para esa meta”.