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05-07-2024

Detrás del aluminio, el sello FIO sirvió para marcar la diferencia

El ingeniero Guillermo Salomón lidera proyectos en Puerto Madryn donde trabajan 4 generaciones. Una historia que inspira y certifica cómo la Universidad pública es capaz de transformar vidas.


Dos años que se hicieron 19 “en un abrir y cerrar de ojos” y que explican cómo la universidad pública no solo crea oportunidades sino que ayuda a cumplir sueños. El Ing. Guillermo Salomón, graduado de la Facultad de Ingeniería de la Unicen, lo ejemplifica en primera persona.


Llegó a Puerto Madryn en 2005 tentado por la empresa Aluar. Sus títulos de Ingeniero Electromecánico y en Seguridad e Higiene en el Trabajo se constituyeron en el mejor pasaporte para ingresar a esa productora de aluminio que buscaba ampliar su capacidad productiva en más de un 60%.


En la mochila tenía un breve paso por un estudio de Ingeniería que le permitió participar en el desarrollo de algunos proyectos en la compañía Loma Negra pero eran tiempos complejos. “En 2001 me veía vendiendo celulares, la situación económica era caótica”, admite el profesional.


“Quería vivir en una ciudad con mar”, reconoce el ingeniero olavarriense que no dudó en conectar con la Patagonia luego de analizar otras opciones. La primera entrevista estaba planteada para realizarse en Buenos Aires pero “me iba de vacaciones a Las Grutas y propuse ir a la planta, conocerla. La entrevista se concretó con quien resultó ser el gerente del proyecto y le cayó bien la iniciativa de destinar un tiempo para viajar a Puerto Madryn para conocer la empresa. Al mes y medio estaba laburando allá”, señala, con las ganas intactas.


Ingresó como ingeniero de obra y a los 6 meses le asignaron el proyecto de una planta de tratamiento de humos; luego pasó a desempeñarse como coordinador de obra de tres proyectos en simultáneo: “En 2007 teníamos más o menos 500 personas a cargo”, sostuvo minutos antes exponer en la FIO sobre el modelo de “Seguridad basada en Competencias” que dicha empresa patagónica aplica desde hace algunos años, en el marco del Mes de la Ingeniería.



En doble carrera


El ingeniero Salomón ingresó como parte del staff de Infa SA, empresa del grupo Aluar-Fate, especializada en la ejecución de soluciones integrales para proyectos de ingeniería, fabricación, construcción, montajes y servicios industriales.


Inicialmente fueron “muchas horas de trabajo, incluidos sábados y domingos hasta que un proyecto llevó a otro” para luego desembarcar en el Departamento de Proyectos de Aluar y posteriormente en el Departamento de Mantenimiento de ánodos. Sus primeros pasos fueron como ingeniero de mantenimiento para luego asumir la coordinación y, desde 2023, como jefe de uno de los tres sectores productivos de la planta. “Un desafío interesante que ensambla las dos disciplinas, ingeniería electromecánica y sobre todo seguridad e higiene”, remarca.


La necesidad de incorporar sistemas integrales de prevención frente a riesgos y peligros laborales para crear ambientes saludables y seguros de trabajo “antes hacía foco en las áreas técnicas donde lo central estaba en los procesos y no tanto en las cuestiones humanas. Hoy se extiende al trabajo interpersonal, colectivo y en eso tiene una incidencia fundamental nuestro liderazgo”, enfatiza Salomón.



Competencias blandas


El profesional explica que “la seguridad es un hábito personal y todos los días estamos revisando normas o dando una capacitación, viendo los trabajos desde un punto de vista estructural y holístico, cómo se entrecruza nuestro trabajo con el de los demás. Es mucho trabajo, consenso, dejar tu huella, transformar parte de la realidad”, puntualiza.


En esa línea de análisis, valora que el desarrollo de esas competencias estuviera presente en las aulas, talleres y laboratorios de la Facultad. “En la FIO adquirimos herramientas que son de aplicación para la industria, a nivel humano, que nos ayudan a desenvolvernos en los entornos laborales. Son las famosas habilidades blandas”, indica el joven.


Su trayectoria universitaria lo ubica en ámbitos de participación estratégicos como presidente del Centro de Estudiantes o siendo representante alumno en el Departamento de Ciencias Básicas o en los consejos Académico y Superior.



En el territorio


En el campo productivo resulta cada vez más necesario encontrar profesionales de la ingeniería que hayan desarrollado sus habilidades blandas y un dato alentador es que dichas competencias, que se entrenan en el plano individual se pueden replicar en toda la organización o empresa.


“Más allá de los papers o la bibliografía, es necesario estar en el piso de planta, cuerpo a cuerpo”, sostiene el graduado de la FIO, tras consignar que convive con cuatro generaciones en su trabajo diario en esta empresa que es la única productora de aluminio primario en Argentina y una de las más importantes de Sudamérica.


“Son cuatro modelos de vivir la vida distintos: la generación X, los millennials, centennials y la generación de cristal. Cada uno con sus valores y creencias. Hay mucho trabajo por hacer, desaprender para volver a aprender, tener plasticidad, eliminar sesgos, algunos heurísticos, lograr el apego al cumplimiento de las normas”, observa el ingeniero.


Para lograrlo se requiere de un liderazgo que trascienda la gestión de proyectos y equipos y sea capaz de influir, motivar y guiar entornos productivos que están en constante proceso de transformación.


“Según la neurociencia, líder no se nace sino que el liderazgo es una habilidad que se puede desarrollar. Se debe crear un hábito con el cual se puede trabajar, construir y moldear siempre que uno tenga la convicción de querer hacerlo”, apunta Guillermo Salomón, que descubrió su interés por la ingeniería en la secundaria, más como mandato social que familiar. (Prensa FIO)

 

 

 

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