“¿Dov’e la Giuseppina?”: la emotiva historia detrás de “El Equilibrista”

Mauricio Dayub habló de la obra que presenta este domingo en el Teatro Municipal, que relata una trayectoria familiar plagada de dolores y secretos revelados recién en un viaje a Italia.

Mauricio Dayub se presentará este domingo en el Teatro Municipal con “El Equilibrista”, el multipremiado unipersonal que relata una historia familiar plagada de dolores y secretos, que el protagonista recién pudo desentrañar cuando -por un compromiso laboral- incumplió el pedido de su abuela de no pisar nunca a el pueblo natal de ella, Manfredonia, en la provincia Foggia, el sur de Italia expulsor de tantos hijos de su tierra.

“Espero con muchas expectativas mi presentación en Olavarría. No he llevado ninguno de mis espectáculos en estos 40 años de trayectoria” confesó Dayub en primera instancia en el otro extremo de la comunicación telefónica.

El nombre de la obra, “El Equilibrista”, responde a la frase de cabecera de su abuelo, quien solía decir “que el mundo era de los que se animaban a perder el equilibrio”.

“Fue una frase que siempre me impactó y que en un momento de mi vida -entre los 18 y los veintipico- hizo presión en mí, cuando tuve que dejar todo lo que no me gustaba y dedicarme a lo que sentía” develó.

“Los condicionamientos sociales y el mandato familiar me habían llevado a estudiar ciencias económicas. No era lo mío, no me iba bien y me largué a dejar mi ciudad, mi familia para seguir mi vocación y venir a una ciudad como Buenos Aires, en la que por suerte me pude desarrollar, soltar la vocación que tenía adentro y lograr ser feliz, aunque no me fuera tan bien en un principio” planteó.

Dayub volvió a “El Equilibrista” y afirmó: “Voy con uno de los mejores espectáculos que he hecho. Me dicen que voy a un teatro muy lindo y el espectáculo viene dándome satisfacciones extraordinarias para el teatro argentino, no sólo en Buenos Aires y en las giras nacionales, sino también en las giras internacionales”.

Dayub ha llevado a “El Equilibrista” a Madrid, Tel Aviv, Caracas, Miami, Montevideo, Punta del Este. “En todas las ciudades el espectáculo me devuelve algo único, que la gente se ría y lagrimee al mismo tiempo por la emoción” planteó.

“El Equilibrista” tiene de especial que su historia remite a la historia de muchos inmigrantes italianos que llegaron al país en el siglo pasado, escapando de dolor por las guerras, el hambre y también las duras disputas familiares.

“La obra nos muestra que nos pasamos el día tratando de alcanzar metas que no nos devuelven nada y tenemos abandonadas las que realmente significan mucho para nosotros. Creo que ‘El Equilibrista’ nos recuerda eso y nos hace salir del teatro con ganas, con el deseo de vivir más como necesitamos” añadió.

Dayub ubicó la tragedia de sus abuelos en los desencuentros, la pelea con los padres: “Una vez que mis abuelos lograron reencontrarse después de mucho tiempo, mi abuelo se murió y mi abuela se quedó sola con sus hijos”.

“A través de la historia de mi familia, de un secreto que se me presentó en un viaje que hice hace más de 25 años al pueblo donde había nacido mi madre y mis abuelos, el espectador se ve a sí mismo. Ve a su propia familia, a sus tíos, a sus abuelos y ve algo fundamental, que en la actualidad está un poco relegado: quiénes somos, qué nos ha legado la sangre, que es realmente importante para nosotros” sostuvo.

Dayub recordó lo que sintió aquella vez que llegó al pueblo de su abuela: “Es muy difícil de describir. Hay algo que se aclara dentro de uno, que no es simple de explicar, pero que ocurre”.
“Para mí fue muy motivador y no sólo cambió mi vida, sino que cambió la vida de mi familia, porque descubrí un secreto que mi abuela ocultaba y que nadie sabía” sumó.

“Yo fui a Italia de casualidad, porque había viajado a Europa a filmar una película a Yugoslavia. Cuando llegué estaba lloviendo y como no se podían hacer mis escenas en exteriores me dieron dos días libres. Entonces, a pesar de que mi abuela siempre me pedía que no fuera al pueblo, de que decía que no se acordaba del lugar, que ya no quedaban familiares, igual fui para traerle una foto de cómo estaba la casa donde ella había vivido, donde había nacido mi mamá” narró el protagonista de “El Equilibrista”.

Golpeando puertas, mencionando el apellido de sus abuelos pudo dar en Manfredonia con una casa bastante parecida a la que lo vio nacer en Paraná.

“Me vinieron a buscar y me llevaron a un lugar donde, enterados de que había alguien preguntando por ellos en el pueblo, ya se habían juntado varios familiares, que esperaban ansiosos la llegada de la hermana de mi abuela, que estaba en la misa” recuperó Mauricio de su memoria.

Después de 55 años al fin había aparecido un nieto de su hermana Giuseppina, con noticias sobre Giuseppina.

“Ahí me enteré de que en el pueblo todo el mundo preguntaba ‘dov’e la Giuseppina’. La mamá de mi abuela se había muerto preguntando ‘dov’e la Giuseppina’. Hasta ese momento que yo viajé, había una historia oculta que no sabían ni mi mamá, ni mis tíos” reveló.

“Hasta ese momento yo era un actorcito que había dejado el pueblo en vez de trabajar de pintor o de albañil, como correspondía por un mandato familiar. Era un chico absolutamente desconfiado por mis tíos, que supuestamente no quería trabajar y cuando volví con todo esto cambió mi lugar en mi familia. Pasé a ser el que sabía quiénes éramos, de dónde veníamos cada uno de nosotros, qué había pasado con nosotros y por qué mi abuela era como era; por qué tenía el carácter que tenía. Hasta ese momento nosotros creíamos que la abuela era indiferente, era fría” indicó.

Maurico Dayub había logrado entender a través de esa revelación en un pueblito del sur de Italia que lo sucedido a su nonna le había cambiado la vida.

“Creíamos que la abuela no tenía esos sentimientos y descubrimos que era por el dolor que le había causado todo lo que le había pasado”.

¿Qué le había sucedido a la nonna Giuseppina?: “Ella se enamoró de mi abuelo y quedó embarazada de mi mamá. Por la vergüenza que significó en el pueblo mi abuelo tuvo que tomar el primer barco hacia América y al partir le prometió ‘yo te voy a escribir todos los meses y cuando tenga plata te voy a mandar los pasajes y te vas a venir conmigo’. Durante 5 años mi abuela nunca recibió ninguna carta de mi abuelo y no entendía por qué el amor de su vida se había olvidado de ella”.

Con el regreso de un primo hermano de su abuelo a Manfredonia llevando los pasajes para su abuela y con la pregunta de por qué no le había respondido ninguna de las cartas al hombre que la estaba esperando en la Argentina para formar una familia, descubrió la verdad.

“Ahí me abuela se enteró de que la mamá y la hermana le habían escondido las cartas para que no lo vea nunca más a mi abuelo, porque pensaban que mi abuelo no era la persona indicada para casarse con ella por lo que había pasado” mencionó Mauricio Dayub.

“Cuando mi abuela se enteró de esto tomó el primer barco hacia la Argentina y nunca más les volvió a hablar a su hermana, ni a su mamá. Por eso no quería que yo fuera al pueblo. La hermana y la mamá por querer protegerla y cuidarla la terminaron perdiendo para siempre” retrató.

En “El Equilibrista” la historia de los abuelos de Mauricio Dayub está plasmada tal cual: “Es un segmento del espectáculo. En el resto está la historia de mi papá, de mis tíos, de la familia. Es una historia netamente familiar, que está contada de tal manera -y es algo que yo me propuse- que si lo contaba arriba del escenario no era, que si lo mostraba no era, si lo decía no era. Era si se lo hacía imaginar al espectador”.

“Esto es lo que logramos, porque la gente ve mi historia y al mismo tiempo vive la suya. La recuerda la suya, se reencuentra con su historia y eso le ha dado un valor extraordinario, porque la gente viene más de una vez a ver el espectáculo. Por eso lleva más de 800 funciones, más de 350 mil espectadores. Todo lo que me ha pasado es que lo que ocurre va más allá de una obra de teatro” resaltó.

Y es que “El Equilibrista” representa, con muchos puntos en común, la historia de millones de argentinos de hoy que descienden de los que en la primera mitad del siglo pasado bajaron de los barcos buscando un futuro mejor para ellos y para sus familias.