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20-10-2024

El sueño de ser mamá: la historia de Claudia Wagner

La olavarriense formó su familia a base de esperanza y amor. Hace casi 20 años adoptó a Daniela, Ezequiel, Silvia y Alejandro, sus hijos. “Sigo convencida que este era nuestro destino” señaló.


Hace más de 20 años, Claudia y Fabián soñaban con formar su familia, un sueño que jamás dieron por vencido. Con más de 30 años de casados y casi 40 juntos, un largo e intenso recorrido los llevó a conformar su actual familia, la que deseaban.
 

El viernes, en la previa al Día de la Madre, Claudia Wagner, Ingeniera Química de nuestra Ciudad pasó por el estudio del programa Contacto y relató su historia como mamá adoptiva.
 

“En realidad el recorrido estuvo un poco postergado por mi profesión. El objetivo en un principio era recibirme, luego tuve la oportunidad de hacer el Doctorado en La Plata, no era el momento para tener hijos” comenzó relatando Claudia, con una memoria característica.
 

“Nos casamos en el 94’ y todo se postergó hasta el 2001. En ese momento empezaron los problemas para lograr la familia por la vía natural o biológica” detalló.
 

En ese entonces, Claudia había descubierto que tenía endometriosis, enfermedad que le impedía quedar embarazada. “Hubo operaciones de por medio hasta que logré el diagnóstico e hice tratamientos de fertilización, que no son menores” relató.
 

“Era algo desgastante. Había que viajar a Buenos Aires, volver, hacer ecografías, controles. Era todo una vorágine” sumó.
 

Con la esperanza intacta en poder lograr conformar una familia con su compañero de vida, Claudia y Fabián analizaron un plan b, un plan que no sabían cómo podría resultar.
 

Buscando alternativas, Claudia contó que “aparece la opción de la adopción, nunca nos hizo ruido, jamás pensamos que iba a pasar si no llegábamos a tener un hijo de nuestra sangre. Fue un plan b qué tenía el mismo peso que la familia biológica. Era el encuentro de dos necesidades”.
 

En un principio tanto ella como su marido habían decidido buscar tres niños. “Nosotros de novios buscamos tener cuatro hijos. Yo soy la mayor de cinco hermanos y mi marido es el de medio de tres, era una situación intermedia para equiparar” señaló.

 

El proceso


Algunos no lo intentan, otros llegan a la mitad de camino y hay muchos que lo terminan, a veces el camino es alentador y otras tantas no.
 

A Claudia y Fabián nada ni nadie los desalentó, aunque eso no significó un camino fácil pero lograron llegar a su objetivo, su familia.
 

En el inicio del proceso, Claudia detalló que “cuando empezamos a ver los trámites de adopción nos enteramos qué íbamos a una lista, en la que te ubican en una posición determinada respecto de las condiciones y ahí se empieza a esperar”.
 

“Me salió la lógica de Ingeniera y pensé que era mejor adoptar a todos de una. Muchos me decían que ir por cuatro quizás era más fácil y ahí fue cuando yo analice la situación” agregó.
 

En cuanto a tener hijos más grandes, Claudia dijo que “no me hacía ruido, no había problema, historia tenemos todos. La podemos traer o la hacemos”.
 

“En ese momento nos anotamos para adoptar tres. Todo era una burocracia. A nosotros nos correspondía la jurisdicción de Azul", detalló. Claudia, expresó que una de las primeras entrevistas fue un momento “cruel y raro”.
 

“Te preguntan si querés un nene de ojos azules, marrones, te preguntan todo y vos te lo planteas y respondés” contó.
 

En un principio, el objetivo eran tres niños que tengan hasta cinco años, “ese era nuestro límite” explicó Claudia, quien había sido asesorada para que no sólo se queden con la opción de Azul.
 

“En Azul llegan pocos chicos en condición de adaptabilidad, nos recomendaron buscar otros lugares como por ejemplo Buenos Aires u otras provincias” expresó.
 

Su destino estaba lejos, pero a la vez cerca, su búsqueda que inició en Azul terminó en Buenos Aires. “Nos contactamos con una Fundación. Hay varias que se ocupan de asesorar a los posibles padres. Había una especializada en hermanos” detalló Claudia.
 

Y agregó que: “Nos contactamos con esa gente y armamos una carpeta con la idea de presentarla en todos los juzgados, fue en el año 2004, además nos entrevistamos con psicólogos y asistente sociales”.
 

La fundación a la que llegaron Claudia y Fabián a su vez trabajaba con jueces que se encargaban de los procesos de adopción.


 

“Coincide que son esas cosas que pasan y tienen que pasar. En el momento que nosotros estábamos en ese proceso, había una jueza en Buenos Aires que tenía a cargo cuatro chicos y se contacta con la misma fundación para que la ayude a conseguir a los padres y ahí se da todo” expresó Claudia.
 

“Fuimos a Buenos Aires, nos entrevistamos, la jueza pidió conocernos, hubo una charla muy amena” contó.
 

Cuando menos se lo imaginaban, conocieron a sus hijos. “De golpe ella nos preguntó si queríamos conocer a los chicos y dijimos que sí, en ese momento organizó la reunión y llamó a la gente del hogar, por sus edades estaban separados”.
 

En ese entonces Daniela tenía 9, Ezequiel 7, Silvia 5 y Alejandro un año y medio. “Los más grandes estaban en Villa Luro y el más chico estaba con una familia de contención en Hurlingham” expresó su mamá.
 

“La jueza pidió enseguida que preparen a los chicos para que a la salida de la escuela se puedan encontrar con nosotros, me acuerdo de ese momento y sigo temblando” recordó.
 

Claudia, además contó que “había que mantener la postura, fue difícil, desde el juzgado piden que en los primeros encuentros no le digas que lo vas a adoptar, simplemente éramos personas que buscaban sacar a pasear chicos”.
 

“Una especie de padrinos”, la frase que Claudia siempre recordó. En un principio desde la Justicia se buscaba que primero se genere el vínculo.
 

“De golpe fue ver una familia, el amor a primera vista se vio acá, desde ese día nos elegimos. Actualmente ese día lo festejamos. Se van a cumplir 20 años de ese encuentro, para nosotros es el día de la familia” resaltó Claudia, sobre la fecha tan especial.

 

Construcción y amor
 

“Nos conocemos, ellos aceptan que nosotros seamos esa especie de padrinos, en ese momento nos asociaban con los ‘padrinos mágicos’” comentó.
 

Luego del primer encuentro, los viajes comenzaron a ser más seguidos, todos los fines de semana, Claudia y Fabián disfrutaban de los niños. “Cuando estábamos casi por lograr la adopción vinieron unos días acá y luego los tuvimos que llevar a Buenos Aires, eso fue duro”.
 

Claudia contó una de las anécdotas que más persiste para ella: “Un dia volviendo de La Plata los escuche hablar a los más grandes del Dia del Niño y escuche que dijeron ‘el proximo dia del niño vamos a estar con ellos, nos van a adoptar’, ese día volví con lágrimas”.
 

Y sumó que: “Nos miramos de reojo con mi marido y nos dimos cuenta que el vínculo estaba, cada día que dejábamos a los chicos teníamos que ir a un psicólogo que nos iba haciendo un seguimiento”.
 

“Se dio todo, compartimos una semana en Olavarría y encontramos muchos espacios en común. Teníamos a los abuelos desesperados, pero los frenamos, fue todo de a poco”, explicó Claudia.
 

El camino fue largo, luego de disfrutar de Olavarría los niños volvieron al hogar, el proceso se extendía y para sus padres era doloroso. “Nos costó horrores llevarlos una semana de nuevo allí”.
 

Luego de que vinieran de forma definitiva, la familia debió viajar con frecuencia a Buenos Aires para realizar seguimiento con profesionales.

 

La familia

Para Claudia y Fabián la adaptación fue rápida, de la nula experiencia a pasar a criar niños de todas las edades. “Bañaba a los cuatro, cocinaba en mi casa, aprendí a dejarles la comida, todo. Me sirvió venir de una familia grande”.
 

“Al principio fue un caos, encontrarte con cuatro chicos, el desorden, todo, me acostumbre a ver las cosas diferentes” resaltó.
 

Sobre el final del recorrido, Claudia contó que “en diciembre nos dieron la guarda de adopción, primero una provisoria y luego la final, era día a día”.
 

“El proceso de adopción duró dos años, hasta que finalmente cerramos. Una vez que está la guarda con fines de adopción, que dura seis meses, se le sigue haciendo un seguimiento para que luego se inicie el juicio, con abogados que tenes que pagar para que definitivamente se pueda hacer los cambios de apellido”, explicó su mamá.
 

Recordando ese momento emocionada, Claudia dijo: “Se dio todo natural, no nos importó que fueran más grandes, ni que fueran cuatro. Hubo muchas cosas que se dieron. Realmente hubo un destino que nos unió. Cuando no funcionaban los procesos de fertilización, yo sabía que no iban a funcionar, sabía que no era lo mío y el día que nos conocimos yo sabía que estos eran mis hijos y eran lo que me tocaba”.
 

Actualmente, Claudia es abuela de tres nietos y vive su crecimiento día a día. “Yo conozco el funcionamiento de los chicos desde hace un año y medio, pero hoy la otra etapa la vivo porque uno de mis nietos vive conmigo. Agradezco fundamentalmente a Dios, para mi fue el que nos puso en el camino a los dos y nos dio este regalo” expresó.
 

Sobre la forma de conformar la familia, Claudia dijo que “obviamente somos una familia que tiene todos los problemas que puede tener cualquiera, hay días buenos y malos, pero sigo convencida que este era nuestro destino. Siempre defendiendo el proceso de adopción” remarcó.
 

“Los chicos traen historia, a veces hay cosas por resolver que tienen que ver con su pasado, pero se construye la familia de la misma manera que se construye el vínculo en una pareja. Se puede formar una familia exactamente igual que una biológica” cerró Claudia.


 

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