17-11-2024
Para hacer deporte o usar cotidianamente, una mala elección puede tener consecuencias negativas. La kinesióloga Ana Carolina Alaniz explicó que “gran parte de las lesiones derivan por esto".
La amplia y variada oferta de zapatillas que existe hoy en día para realizar cualquier actividad, si bien ha permitido un mayor poder de elección por las características únicas de cada calzado, también hizo que sea más complejo elegir uno que no sea adecuado y pueda generar complicaciones durante actividades físicas y en la cotidianeidad.
La kinesióloga Ana Carolina Alaniz, en diálogo con Verte explicó que uno de los mayores errores a la hora de elegir una zapatilla es hacerlo por su estética o porque en las publicidades se ven como las mejores. “La tecnología ha mejorado mucho el calzado para los deportes pero yo veo mucho en el consultorio que no lo adaptan a la disciplina que practican y a sus características físicas”.
Algunas propiedades de las zapatillas que mejoren la técnica y el desempeño en una actividad, como la amortiguación en el running, puede comprometer la estabilidad en el caso de que se utilice para levantar pesas o en terrenos inestables.
“Esto es algo que se ve todos los días, principalmente las lesiones en los tobillos o dolor en la planta de los piés”, aseguró la profesional de la salud sobre las situaciones que atraviesa en su consultorio.
Dentro de los puntos a tener en cuenta a la hora de adquirir un calzado, la kinesióloga indicó que los más importantes son la amortiguación, la biomecánica del cuerpo, los materiales de confección y la circunstancia de uso.
“La amortiguación tiene que absorber el impacto para proteger las articulaciones, la biomecánica tiene que verse favorecida para evitar lesiones, los materiales deben dejar transpirar y ser flexibles para la comodidad y que tengan buen agarre”, detalló.
En este punto, Alaniz expresó que “la mayoría de las personas no usan el calzado adecuado, a veces porque no tienen la posibilidad de adquirirlo y otras por desconocimiento. Muchos piensan que las zapatillas con amortiguación son mejores para levantar pesas y es todo lo contrario, deben ser unas que tengan un buen apoyo de la planta en el piso”.
Además, enfatizó en no olvidar las características propias de cada pie y que a la hora de comprar una zapatilla “hay que hacer una prueba de pisada para ver los puntos de apoyo, la bóveda plantar y si la presión es uniforme en toda la suela”.
Acerca de las lesiones, indicó que generalmente son esguinces porque las zapatillas no tienen un buen soporte a la altura del tobillo. “Siempre hay que saber si se va a correr en una superficie dura y lisa o por senderos”, comentó.
También aseveró que las lesiones se pueden trasladar hacía otros sectores del cuerpo como las rodillas y la cadera: “El estrés que puede generar que el pie se mueva además de afectar el tobillo puede constituir flexiones en los meniscos, sobre todo el interno y en la cadera porque el impacto se transmite desde el pie hacía a arriba generando una fricción constante”.
Relacionó las situaciones que atraviesa en su consultorio con lo que observa en los parques y otros espacios de la Ciudad cuando sale a pasear y hay personas haciendo deporte, principalmente running, y sostuvo que “vos los ves que salen a comerse el mundo con cualquier disciplina y después aparecen las lesiones, incluso lumbares, porque utilizan zapatillas que no son las adecuadas”.
En lo cotidiano, más allá de los deportes, Alaniz también hizo hincapié en la trascendencia que tiene el calzado a la hora de trabajar y la repercusión en el cansancio y dolores posteriores.
“Un peluquero que está parado casi el 100% de su jornada laboral no necesita las mismas zapatillas que un oficinista u otro empleo donde se esté muchas horas sentado”, mencionó la profesional y agregó que esto no se tiene en cuenta “pero puede afectar mucho todas las zonas que funcionan como soporte del cuerpo”.
“Hoy en día en muchos de los trabajos se prioriza la comodidad por sobre la elegancia del calzado, permitiendo que la jornada sea más cómoda”, dijo.
Sobre el talle, Alaniz resaltó que es un apartado clave pero que “muchas veces por moda o porque la gente piensa que va a ceder un poco terminan usando algo que les hace verdaderamente mal porque puede ser dificultar el retorno venoso, la circulación. Mientras que una zapatilla floja incrementa las chances de un tobillo doblado o incluso algo más grave”.
Por último, la kinesióloga expresó que “todo esto es una forma de prevenir no sólo cuestiones inmediatas cómo un esguince, sino que con el tiempo todo puede escalar y generar problemas de cadera, lumbalgias y en la columna”.
“Hay que buscar que sean livianos, cómodos, que protejan las articulaciones y que disminuyan el impacto. Un calzado pesado siempre va a ir en contra de estos puntos”, finalizó.