10-12-2024
El Tribunal en lo Criminal 2 resolvió condenar a Claudio Ibarra como autor del hecho y a Anabella Landalde como partícipe primaria. A cinco años del suceso, el juicio recogió más de 40 testimonios.
Este martes, el Tribunal en lo Criminal 2 del Departamento Judicial de Azul dio a conocer el veredicto condenatorio contra Claudio Daniel Ibarra, por ser autor del crimen de Carlos Cordero en junio de 2019. Anabella María José Landalde, en tanto, fue condenada a 20 años de cárcel por considerar que fue “partícipe primaria penalmente responsable” del asesinato del ex militar de 60 años.
La decisión del jurado integrado por María Alejandra Raverta, Inés Haydée Olmedo y Silvia Araceli Torres, se dio a conocer tras la lectura de los fundamentos que recuperan lo expresado en más de 40 declaraciones testimoniales entre las que se destacan las de familiares y allegados a la víctima y a los acusados. También pasaron por las jornadas del juicio, que se inició en el mes de octubre, agentes de policía que participaron en las distintas etapas de la investigación, personal de Bomberos, peritos de distintas especialidades, médicos, psicólogos y ex funcionarios municipales.
De la lectura de la sentencia se desprende que el juicio permitió probar la autoría material del crimen de Cordero por parte de Claudio Daniel Ibarra, en calidad de autor y Anabella María José Landalde, en calidad de partícipe primaria.
Según se precisa en el documento “surge con meridiana claridad, que ambos acusados el día 25 junio de 2019, acordaron llevar adelante de manera conjunta el delito por el cual llegan acusados al debate, determinando de manera previa la participación de cada uno de ellos en el hecho. Landalde, quien conocía a la Carlos Roberto Cordero y con quien mantenía relaciones íntimas de manera ocasional, mediante una llamada telefónica…lo cita a su domicilio de calle Pourtale 2246, dirigiéndose este al lugar conduciendo el automóvil de su propiedad… al ingresar a la vivienda se encontró con los dos, portando Ibarra un arma de fuego tipo escopeta 12/70, quien a corta distancia le efectuó un disparo que impactó en su rostro del lado izquierdo, provocándole la muerte”.
Las juezas consideran que “ambos imputados idearon juntos un plan que llevaron adelante y luego lo concretaron, dándole muerte a Cordero”. Entienden que ejecutaron diferentes roles: Landalde prestó su colaboración para la concreción del resultado obtenido, ya que sin su participación el hecho no se hubiera podido llevar adelante "porque ella atrajo a la víctima a su domicilio, en virtud de una relación previa de cliente por el servicio de prostitución que ejercía”.
“Ya en el lugar, dominando el evento en curso se encontraba Ibarra, quien portando un arma de fuego, le disparó a la víctima ocasionándole la muerte, así en plena etapa de ejecución ya Landalde no tenía el poder suficiente para conseguir que el hecho se detenga, no tenía objetivamente el dominio sobre el acontecer del mismo, por ello considero que su participación lo fue en carácter de partícipe primaria”.
Las juezas confirmaron además que Ibarra actuó “con el dolo requerido por la norma, es decir con la conciencia y voluntad de que con su accionar ocasionaría la muerte de Cordero”.
Precisaron que “él sabía cómo usar un arma y utilizó una tipo escopeta, cuyo disparo a corta distancia le aseguraba el resultado querido, se representó la posible o probable consecuencia letal que su accionar produciría y lo ejecutó sin dudarlo”.
Los hechos
El 26 de junio de 2019 por la mañana, Carlos Cordero se retiró de su casa en su auto Ford Fiesta Max bordó junto a su concubina, a quien dejó en una dirección y luego dijo que se dirigiría a la localidad de Santa Luisa con el fin de realizar un trabajo de plomería. Nunca regresó.
Su familia radicó la denuncia, caratulada como “averiguación de paradero” la cual derivó dio inicio a la búsqueda del hombre al mando de la DDI Azul y la SubDDI Olavarría. A la madrugada siguiente, su auto fue hallado prendido fuego en avenida Colón y calle 5.
El caso que estremeció a los olavarrienses y trascendió rápidamente en medios nacionales ameritó un operativo de búsqueda sin precedentes del que participaron fuerzas locales y regionales, el cual contó además con un helicóptero de la Policía Bonaerense durante los rastrillajes.
A una semana de la desaparición de Cordero, el Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires oficializó una recompensa de más de 200 mil pesos para recolectar datos de interés para la investigación.
El sábado 6 de julio, un cuerpo apareció mutilado y calcinado detrás de un monolito del Gauchito Gil que está ubicado en la colectora de la ruta 226 entre las calles Junín e Ituzaingó.
Con pruebas suficientes para determinar su rol en la desaparición de Cordero, el mismo día del hallazgo del cuerpo carbonizado la SubDDI capturó a “Chaco” Ibarra, un hombre con frondosos antecedentes penales.
Sin embargo, tras la detención de Ibarra la justicia debía actuar sobre la mujer que había entregado a Cordero. Esa mujer era nada menos que la pareja del homicida, Anabella María José Landalde, por ese entonces de 22 años.