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16-01-2025

Negligencia o dolo, la hipótesis sobre el incendio de Tandil

Con el “fuego contenido”, los primeros análisis sobre el daño medioambiental provocado por el siniestro y sus efectos sobre el paisaje, la flora y la fauna de las sierras.

“Contenido” es la palabra que se usa en Tandil para hacer referencia al estado de cosas luego del incendio que arrasó unas 25 hectáreas entre lunes y martes, y así seguirá siendo mientras no llegue la lluvia que disipe el calor aún encerrado en las entrañas de las sierras.


Mientras tanto, las primeras pericias indican que no se detectó participación de la naturaleza en el inicio del siniestro.


Negligencia, imprudencia o dolo -en el peor de los casos- del hombre habrían sido las causales de un daño ambiental cuyo alcance aún no logro ser dimensionado con exactitud.


“Por lo que hablamos con la gente de Defensa Civil y con los diferentes profesionales que estuvieron trabajando en la zona no hubo tormenta eléctrica de ningún tipo, ni hay cerca tendido eléctrico, ni se ha registrado algún cortocircuito cercano del tendido eléctrico o algo que haya podido generar una chispa. Por lo que se presupone fue como consecuencia de la acción humana, ya sea intencional o accidental. Esperemos que haya sido accidental” expresó Nicolás Racciatti, periodista del diario “El Eco de Tandil”, en diálogo con Verte.tv.



El fuego se inició en inmediaciones del Monumento al Fundidor, en la cima del Lago del Fuerte, en un sector conocido como Cerro de la Cruz.


“Del monumento sale una calle en un lugar que hay algunas viviendas y cuando nosotros llegamos al lugar el fuego estaba nada más que a doscientos metros. Por suerte los bomberos actuaron rápidamente y no fue necesario evacuar a nadie” destacó.


El fuego en Tandil se inició alrededor de las 7 de la tarde del pasado lunes, requirió la intervención de bomberos del cuartel central, de Villa Italia, más la participación de Defensa Civil, Policía y luego se sumó el refuerzo del Ministerio de Seguridad de la Provincia, con tres helicópteros hidrantes.


“Gracias a la intervención temprana el fuego no alcanzó a llegar a la zona urbana, ni hubo que lamentar daños personales” celebró Nicolás.


La situación técnica en esta parte de las serranías tandilenses es de “fuego contenido” y no de “fuego sofocado”. Esto último recién acontecerá cuando la lluvia termine de enfriar el piso.
Por lo pronto, camiones hidrantes trabajan más que nada en el enfriamiento del terreno para evitar que se reaviven algunos focos.

 


Una señal positiva es que este miércoles se retiró la ayuda provincial y quedó en una especie de guardia pasiva de Defensa Civil abocada a cuestiones organizativas y los bomberos del Cuartel Central al frente de la guardia de ceniza para estar alertas ante la reaparición del fuego.


En la tarde del miércoles aún había sectores de los que se desprendían lenguas de humo por la presencia de arbustos, cuyas raíces seguían concentrando el calor en la tierra.


En materia paisajística los daños no escapan a la primera mirada, en materia ambiental quedan algunas semanas para hacer un diagnóstico preciso, aunque los especialistas han difundido algunas teorías.


Emilio Fernández es el responsable de la Granja “Los Pibes”, una institución tandilense que se encarga del rescate de fauna silvestre en la zona urbana y su palabra está más que autorizada para hablar de los efectos del incendio tanto en la flora como en la fauna del sector.


De acuerdo con sus cálculos en Tandil hay unas 350 especies de flora y otro tanto de fauna, con un número importante afectado como resultado del tenor del siniestro.


Los árboles y arbustos quedaron carbonizados y su recuperación demandará varios años.
Entre los animales, los más afectados fueron los invertebrados, los insectos, los reptiles y los anfibios.


Los mamíferos de mayor porte (como pumas y gatos montés) seguramente han podido huir del lugar hacia zonas más seguras.


Los de menor porte, que no hayan podido competir contra la velocidad en el avance del fuego, han sufrido daños irreversibles o directamente han muerto, lo que se puede constatar con los cadáveres de animales desperdigados en la zona del incendio.


El desplazamiento de fauna provocará un efecto colateral: la disputa por el alimento que la naturaleza no tenía prevista, dado que las reservas de agua y alimento que contaban en ese sector han quedado devastadas y deberán competir con otras especies y -por qué no- en el espacio urbano con la que más daño le ha hecho al medioambiente: el ser humano.



La actividad humana, especulan, ha incidido en la propagación del incendio. Las sierras de Tandil, como toda la pampa, estaba carente de árboles hasta la llegada del hombre blanco.
Con su llegada se plantaron pinos y eucaliptos, reconocidas por ser plantas resinosas, que conservan las altas temperaturas.


“La chirca, que es lo más parecido a un arbusto, es la planta de mayor tamaño que tenemos acá, de 1,50 metros y es mucho más controlable a la hora de los incendios” mencionó Nicolás.
Lo cual reabre un viejo debate en las sierras tandilenses, el control de las plantas exóticas, y reinstala un reclamo sin respuestas hasta este incendio: guardaparques en la zona, atentos a imprevistos como el que se produjo esta semana en las sierras.
 

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