13-02-2025
“Esta integración aporta una mirada más amplia del sistema” destacó el ingeniero agrónomo Paulo Recavarren, extensionista de la AER INTA.
El ingeniero agrónomo Paulo Recavarren, extensionista de la AER INTA Olavarría, dio detalles acerca de la “Mesa Olavarría”, una experiencia que hoy reúne a 41 establecimientos ganaderos de la Pampa Deprimida que hacen desde cría a ciclo completo, a fin de producir más carne con menor impacto ambiental.
“La integración de la huella de carbono a los indicadores de la empresa ganadera aporta una mirada más amplia del sistema ya que permite identificar puntos críticos para mejorar la eficiencia. Pero no resultó sencillo de implementar, fue necesario trabajar en conjunto con los productores y sus asesores” dijo Recavarren en declaraciones este jueves para el sitio “Valor Carne”.
El INTA comenzó hace unos 10 años con la estimación de emisiones de gases de efecto invernadero de la ganadería. La “mesa de Olavarría” se conformó en 2023 aunque tiene años de investigación y desarrollo detrás.
Para contar con el nuevo calculador, se relevaron y complementaron múltiples datos de campo durante dos años: especies forrajeras, manejo del pastoreo, características de los rodeos, ganancias diarias de peso y gestión de estiércol, entre otros.
La tarea se inició con 18 criadores que, en forma confidencial, brindaron sus datos. “Muchas veces la información estaba dispersa y había que tomarla del cuadernito de campo, se requirió más de una ida y vuelta. Para estandarizarla, elaboramos un formulario y los acompañamos en la obtención de los indicadores productivos”, recordó Recavarren.
Una vez validado el calculador, el INTA convocó a otros productores a integrar la mesa con la idea de brindarles la estimación de la huella de carbono de sus campos. “Nuestra propuesta no era trabajar en disminuir las emisiones sino en ser más eficientes, entendiendo que ambas variables están correlacionadas. Eso fue clave para despertar el interés de las empresas”, destacó.
“A cada productor le devolvemos el cálculo de la huella y de los indicadores productivos de su establecimiento. También le brindamos el promedio de sus pares, lo que le permite saber dónde está parado y qué prácticas podría aplicar para mejorar”, contó Recavarren.
Así las cosas, se fueron sumando productores y al día de hoy 41 establecimientos de la Pampa Deprimida cuentan con la huella de carbono: 22 de cría, 4 de cría-recría, 11 de ciclo completo, 1 de cría + cabaña, 1 de recría y 2 feedlots, además de otros que están en proceso de análisis.
Los establecimientos de cría monitoreados tienen en promedio 423 vacas en servicio con un rango amplio que va de 110 a 1800 madres. “Hay productores que tienen 100% de campo natural, lo aprovechan muy bien y la huella es menor que la grupal. Hacer pasturas sólo disminuye esa huella si aumenta la producción de carne”, advirtió.
En cuanto al análisis de los establecimientos de ciclo completo, el INTA sugiere que la ganancia de peso diaria durante la recría es el indicador más relevante para reducir la huella de carbono.
“Cuando se habla de emisiones de gases de efecto invernadero, muchos consideran que la Argentina no ha medido, pero eso no es así. Se están generando datos propios desde hace años, tanto en agricultura como en ganadería”, aseguraron los investigadores.
Para finalizar, Recavarren destacó que “la experiencia de la Mesa de Olavarría remarca la importancia del trabajo conjunto de productores, técnicos e instituciones en la búsqueda de soluciones innovadoras para una ganadería más eficiente y sostenible”.