15-02-2025
El investigador naturalista de campo Alejandro Morici publicó un trabajo sobre las implicancias de la presencia de fauna autóctona, como sucedió con pumas y el aguará guazú en Olavarría.
La aparición de un aguará guazú en Olavarría en Olavarría a fines de 2023, la presencia de un puma en un exclusivo country ubicado en la prolongación este de la avenida Avellaneda lejos están de ser dos casos aislados, sino que responderían al retorno de fauna que supo poblar la pampa húmeda y que la presión humana puso al borde de la extinción.
Esto se desprende de un trabajo realizado por el investigador naturalista de campo Alejandro Morici (*) que reproduce el sitio sudesteba.com: "El éxodo de la población rural tuvo varios impactos desde lo social y ambiental, entre los cuales podemos destacar la vuelta de varias especies de nuestra flora y fauna. Muchas especies de plantas nativas, principalmente del pastizal pampeano vuelven a crecer entre las construcciones, galpones y casas abandonadas, eso que suele llamarse tapera”.
“En otros tiempos la presencia de personas y animales domésticos impedían o impactaban de manera directa sobre la vida de las silvestres. Si a esto le sumamos otras variables que modificaron lo ambiental, podemos decir que en varios casos han llegado o rozado el exterminio de ciertas especies” sostuvo el investigador.
“Algunas de estas especies son roedores cricétidos, comadrejas, peludos, mulitas, vizcachas y gatos silvestres. Luego siguieron los grandes señores de las pampas, como el puma, el aguara guazú y el carpincho. También aumentaron su presencia los exóticos invasores como el jabalí y el ciervo” describió.
“Ante la faltante presión antrópica varias especies supieron esparcirse por los campos, afectando la normal vida de otras especies autóctonas y las producciones agrícolas. Como resultante de lo dicho anteriormente, algunos de estos animales suelen aparecer cerca de los poblados rurales o incluso dentro de ellos. Lo cual genera varios inconvenientes, como lo son, su captura, extracción y reintroducción” apuntó el naturalista.
“La mayoría de estos lugares carecen de personal capacitado para manipularlos de la manera adecuada lo cual, muchas veces, terminan dañando o matando a los animales en cuestión. Si a esto le sumamos que en las rutas cada vez se conducen vehículos más veloces nos encontramos con una problemática mucho más compleja, como lo son los atropellamientos y accidentes con animales de gran porte, como por ejemplo, los jabalíes, ciervos, carpinchos o pumas” planteó.
Morici consideró “sumamente importante brindar información que colabore, al menos en una parte, a mejorar este conflicto cada vez más recurrente. Con esta finalidad intentamos acercar el conocimiento y la información para que llegue a todas las personas que viven o transitan ocasionalmente las rutas del interior de la provincia de Buenos Aires”.
“Creemos -anticipó-que estos animales, volvieron para quedarse. Por lo tanto, es necesario informarse para aprender a convivir con ellos. Reconocerlos, valorarlos y protegerlos es muy importante por el valor y respeto de su vida, como por el rol que cumplen dentro del medio ambiente”.
“Por ello, en caso de encontrarse o cruzarse con algún animal silvestre en áreas urbanas, debemos dar aviso al personal capacitado para su remoción y posterior liberación. Por otra parte, esta situación nos invita a reflexionar sobre la importancia de personas capacitadas para poder desenvolverse frente a realidad que nos atraviesa. Por ello planteamos la necesidad de colocar cartelería en aquellos lugares cercanos a lagunas, arroyos y otros bajos” propuso.
En el cierre de su exposición invitó “a los lugareños y conocedores de este tipo de lugares a conducir con precaución y disminuir la velocidad antes de llegar a estos sitios. La conservación es una acción ciudadana, si la realizamos juntos, seguramente nos veremos beneficiados en comunidad. Empecemos”.
(*) Por Alejandro Morici / Naturalista de campo, adscripto a Fundación Azara