26-02-2025
Canteras paralizadas o funcionando a menos de la mitad de su capacidad son una muestra de la crisis en el sector con coletazos en el comercio y la actividad económica en general.
Esta semana, el ministro de Economía de la Provincia de Buenos Aires, Pablo López, alertó sobre el impacto de la desocupación en territorio bonaerense.
A través de un tweet denunció: “El modelo del Gobierno nacional castiga a la industria, al comercio, a la construcción y la PBA es la que más lo sufre. De cada 10 nuevos desocupados/as argentinos, 8 son bonaerenses (165.000 personas), así se desprende de los datos de mayor alcance territorial del INDEC”.
El funcionario explicó que el impacto diferencial del ajuste sobre la Provincia obedece al perfil productivo bonaerense. “En 2024, la industria, la construcción y el comercio, sectores emblemáticos de la PBA, fueron los más golpeados. Y también los que más empleo destruyeron”.
Olavarría no escapa a esta realidad justamente por su perfil productivo y por el desarrollo de gran cantidad de empresas de servicios asociadas a las industrias.
Consultado sobre el tema por Verte, el delegado regional del Ministerio de Trabajo bonaerense Lucas Miriuka, repasó algunos datos relevados recientemente. En primer lugar, advirtió que la situación es peor que en la pandemia del COVID-19, ya que en aquel momento la actividad minera no se paralizó completamente. “La actual coyuntura ha llevado a un fuerte deterioro del empleo y la actividad económica local”, señaló.
Puntualizó que el Partido tiene aproximadamente 16 canteras en operación, además de las dos cementeras. “La paralización de la obra pública ha reducido drásticamente la demanda de piedra, cal y cemento, lo que ha generado una caída abrupta en la producción”.
Ante esta situación, varias canteras están completamente paralizadas y las que aún operan lo hacen a solo un 30-40% de su capacidad.
Miriuka añadió que la crisis minera ha tenido un efecto dominó sobre el resto de la economía local, ya que empresas de transporte y camioneros redujeron su actividad significativamente, empresas tercerizadas dentro de las cementeras han perdido contratos y talleres mecánicos y otras empresas de servicios vinculadas al sector minero sufrieron una caída en la demanda.
Una de las consecuencias directas es la reducción de horas de trabajo y salarios por parte de las empresas, quienes despidieron aproximadamente a 200 trabajadores.
“Si se calcula que el salario promedio de un trabajador minero es de 1.4 millones de pesos mensuales, esto representa una pérdida de al menos 280 millones de pesos mensuales que han dejado de circular en la economía local”, precisó.
Esta caída en los ingresos generó una retracción en el consumo, lo que afectó al comercio local con una ostensible disminución en el poder adquisitivo.
Las perspectivas que se avizoran no son de mejoría, ya que no aparece en el horizonte ningún anuncio de obra pública nacional para esta zona y tampoco son buenos los datos de la construcción impulsada por los inversionistas privados.
En noviembre de 2024, el llamado Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) que publicó el Indec señaló que la actividad cayó 10,2% en comparación con igual mes del 2023.
Una de las razones de esa caída es que el tipo de cambio actual derivó en un encarecimiento en dólares del costo de los materiales. Las estadísticas también señalan una retracción en las ventas de hierro redondo, acero, sanitarios, ladrillos huecos, placas de yeso y pisos, por citar algunos ítems.