19-03-2025
Fabiana Vilche sintió la angustia de no haberse despedido de sus tres hijos cuando tuvo que quedar internada en un estado delicado. “Yo de acá no salgo” pensó.
Cuatro veces antes de ese 21 de abril de 2021 que calificó como el “peor día de mi vida” Fabiana Vilche había atravesado la experiencia del COVID en su organismo.
Esposa del doctor Darío Moretti, luchador en el frente de batalla de la enfermedad como uno de los coordinadores del área COVID del Hospital durante la pandemia, ambos y sus tres hijos fueron contagiados con esta peste que marcó un antes y un después en la historia moderna de la humanidad.
Su caso tuvo su paradoja: “El 17 de abril me habían dado el alta de COVID, el 18 dio positivo Darío y empecé a hacer fiebre. Ese 21 de abril él me dijo de ir al Hospital para hacerme una placa y quedarnos tranquilos”.
La primera sorpresa fue en la Guardia, con la pregunta de la médica que la recibió. “La chica que me atendió me preguntó ‘cuánto hace que hablás así’, yo le respondí ‘cómo voy a hablar, hablo como siempre’ y ella me dijo ‘no, no hablás como siempre’. Me pidió una placa, un análisis de sangre, me dijo que me iba a poner oxígeno y lo que se me ocurrió contestarle fue ‘ay, no seas exagerada’. Fueron dos horas en la Guardia y no me decían nada” recordó.
Del otro lado de la línea su esposo trataba de brindarle tranquilidad. “Cuando me comunicaron que me iba a tener que quedar internada, en ese momento pensé ‘no me despedí de mis hijos, yo de acá no salgo’. Yo tenía neumonía bilateral” repasó.
En su rebeldía contra lo que le estaba pasando, Fabiana estuvo toda esa primera noche sentada en la cama, porque no se quería quedar en el Hospital. “Darío me decía ‘ahora va a pasar Tal a verte’ y yo no sabía quién era porque entraban todos a la habitación vestidos como astronautas” graficó.
Ese mismo día que internaron a Fabiana su tía, la hermana de su padre (el recordado Edgardo Vilche), falleció en el Hospital con COVID. “Mi papá sabía que ella estaba internada, y yo les pedía que por favor no le dijeran que yo estaba internada porque eso lo iba a matar. Cuando salí hacíamos videollamadas con él hasta que en un momento dejó de participar porque no las podía tolerar”.
“Nada fue igual después”
“Yo sé que estuve grave, pero lo peor fue estar ahí sola, escuchando los gritos de la gente que se estaba muriendo. Una cosa horrible. En un momento me llegó un mensaje de una amiga mía que me decía ‘Fabi, sabés que estoy internada’. Estábamos habitación por medio y no lo sabíamos. Ella lamentablemente no salió del Hospital y eso fue terrible; la señora de la habitación de al lado también se murió” narró Fabiana sobre su caso.
La distancia con aquel cuadro le permite suponer que algunos días dentro del Hospital los transitó en un estado de somnolencia.
“Mis hijos pedían hacer una videollamada y yo no quería, porque no quería que me vieran así como estaba. Fueron diez días sin saber nada de los míos, que estaban acá en casa, sin poder salir” contó.
Su pelea no terminó con el alta. De regreso al hogar Fabiana debió permanecer un mes con oxígeno. “Nada fue igual después del COVID para mí” sentenció.
“Es como que uno estaba pausado, que estaba viviendo en otra velocidad, la más baja. Yo que en mi vida era de ir, venir, resolver, en esos momentos lo único que podía hacer era levantarme, sentarme, acostarme, hablaba despacio. Me costó un montón de tiempo volver a ser la que era” evocó.
La forma en que le tocó vivir aquella pandemia también modificó su modo de ver la vida: “Ahora estoy bien, no me quedó ninguna secuela respiratoria, pero esto lo que deja es que mi día es hoy, vivilo hoy. Lo urgente es ahora, después vemos”.
“Lo único que pedía en aquel momento era volver a mi casa, estar con mis hijos, con Darío y no me importaba nada más y después de eso no me importó nada más que mi familia” sentenció.
“A los pocos meses falleció mi papá y se fue con un montón de pendientes y yo el día que murió les dije ‘me acompañarán o no, pero yo no me voy a quedar con ganas de hacer nada de lo que quiera hacer en la vida’. Hagámoslo ahora, porque para todo después es tarde” cerró.