25-03-2025
En plena investigación por la muerte de un adolescente tras una intervención quirúrgica, sus padres salieron a contar el caso y pedir apoyo a la comunidad. "Sabemos que este no es el único hecho" dijeron.
Los padres de Bautista Iglesias, un adolescente de 14 años que falleció en febrero de 2023 tras una intervención quirúrgica, publicaron una carta en sus redes sociales que revela detalles de la situación que les tocó atravesar.
El texto repasa los hechos que los tuvieron como protagonistas y que derivaron en la muerte de su único hijo cuando tenía 14 años.
Si bien se mostraron muy críticos de la actuación del equipo médico que intervino en la Clínica Cemeda, en la que se realizó la operación por una apendicitis, agradecieron especialmente a dos terapistas del Hospital Municipal por la manera en que actuaron cuando la situación ya no tenía retorno.
En la actualidad se lleva adelante una investigación judicial en el Juzgado Contencioso Administrativo de la ciudad de Azul. En ese proceso fue necesaria la exhumación del cuerpo del joven para poder determinar las causas de su fallecimiento.
De acuerdo a lo señalado en la carta, la autopsia arrojó que la muerte se produjo por “un shock hipovolémico y hemorragia retroperitoneal. La lesión vascular consistía en una lesión de la vena cava que le había producido la hemorragia”.
Además de esa pericia fundamental para la reconstrucción de los hechos, la semana próxima tomarán declaración a los médicos que estuvieron involucrados, luego a testigos y más tarde a los padres de Bautista.
La palabra de los padres
Somos padres Juan Cruz Iglesias y Giselle Hernandez Reyes, de un hijo que nos arrebataron por una mala praxis el día 18 de febrero del 2023. Esta es la historia que queremos que se conozca la que tuvimos y tenemos la desgracia de vivirla.
Ese día llevamos a nuestro único hijo Bauty con un dolor abdominal a la guardia del hospital, el pediatra de turno llamó al único cirujano pediátrico que hay en la ciudad, quien determinó que era un apéndice inflamado sin riesgo de que sea peritonitis. Nos dijo que ya que estaba ahí èl, lo iba operar, pero que vayamos a Cemeda, donde le iba a realizar la operación laparoscópica teniendo en cuenta que teníamos obra social.
La pesadilla que aún vivimos comenzó cuando nos llamó a la puerta de cirugía y nos dijeron que algo no andaba bien y que había que llevarlo de urgencia a terapia al Hospital Municipal, a donde lo terminaron llevando.
Allí, fueron 16 horas de incertidumbre, nadie nos decía nada, veíamos que pasaban, iban y venían, corrían, y nadie nos decía nada. Lo intervinieron una vez más este único cirujano pediátrico junto con otros para parar un sangrado.
Hasta ahí lo único que sabíamos, no nos daban información, solo decían que todo estaba bien y que él estaba estable.
Llegado el último momento una vez más en terapia, este cirujano pediátrico, a mí, Gisele Hernández, me miró a los ojos , me tocó el hombro y me dijo: "Tranquila mamá, todo está bien".
Como mamá y papá estábamos juntos esperando alguna respuesta, cuando salieron dos terapistas que no habíamos visto aún, y hacemos mención de ellos porque fueron los únicos que tuvieron el valor y la calidad humana de sentarnos, mirarnos y explicarnos lo que pasó.
Que Bautista había llegado muy mal de Cemeda, que ellos estuvieron todo el tiempo a su lado porque lo único que podían hacer era intentar reanimarlo una y otra vez sin respuesta.
Y que había llegado el momento de despedirnos de nuestro hijo, porque ya no tenía más fuerzas para seguir luchando. Ellos, los únicos dos, dijeron la cruda verdad, cuando todo el tiempo los cirujanos nos habían dicho que estaba bien, que estaba estable.
¿Por qué nos mintieron? ¿Por qué lo ocultaron? Si sabían, desde Cemeda, que no había nada que hacer.
En el juicio “Hernández Reyes Gisele y otro contra la Municipalidad de Olavarría y otros sobre prueba anticipada” expediente 22859 tramitado en el Juzgado Contencioso Administrativo de Azul”.
La pericia determinó la causa de muerte. Shock hipovolémico y hemorragia retroperitoneal. La lesión vascular consistía en una lesión de la vena cava que le había producido la hemorragia.
Esto quiere decir que el cirujano pediátrico quizás con la participación de algunos otros de los médicos demandados (la justicia dilucidará qué responsabilidad le cabe a cada uno de los profesionales intervinientes) le realizó una operación en la cual producto de una mala praxis alarmante le rompió la vena cava y posteriormente continuaron con otras prestaciones médicas erradas que impidieron pararle el sangrado y que lo llevaron a la muerte.
Ahora está en trámite un juicio por daños y perjuicios en el mismo juzgado. Que la condena a este “profesional” y a todos los que la justicia determine responsabilidad además de jurídica sea social.
Porque la justicia determinará un resarcimiento en plata que será groseramente insuficiente porque no hay plata que nos pueda reparar una angustia con la que vamos a convivir por el resto de nuestros días.
Mientras tanto, el o los médicos responsables caminarán tranquilos por la calle y lamentablemente quizás sigan operando porque tampoco existe en nuestro país un sistema punitivo eficiente que castigue a quienes por negligencia o incapacidad producen este tipo de daños irreparables.
Cuidemos a nuestros hijos para que nadie más tenga que pasar el dolor que vivimos día a día.
Levantemos las voces porque sabemos que este no es el único caso. Que el miedo no te paralice. Que la pérdida de un hijo no te quite la voz. Y recordá que no denunciar es seguir tapando complicidades.