07-04-2025
Hugo Schwindt, uno de los principales organizadores de la Kreppelfest, desmenuzó la gran fiesta vivida este fin de semana en Colonia Hinojo.
El día después de una celebración como fue la Kreppel de este domingo no da para hablar mucho, en particular para los organizadores que estuvieron desde el sábado a la mañana hasta el domingo pasada la medianoche en el epicentro de las celebraciones.
Con lo que fue el domingo además… Sin embargo, Hugo Schwindt hizo el esfuerzo, afrontó la resaca y analizó este lunes en la mañana el fiestón que se vivió en la Colonia Hinojo en su 13ª edición.
“La Kreppelfest siempre convoca mucha gente y de todas las edades. Es un público muy variado y nosotros estamos muy orgullosos de lo que hacemos” fueron sus primeras palabras.
“Ya llevamos unos cuantos años que el público va abarrotando todo. El sábado estuvo más tranqui, porque a la noche refrescó bastante, pero temprano hubo gente como nunca y el domingo ni hablar, fue…” dijo Hugo y se quedó sin palabras para describir todo lo vivido.
“Mucha gente, tanto de la Colonia como de Olavarría, ayudó para llevar adelante esta Kreppel. El Municipio también estuvo atrás de nosotros y nos sentimos agradecidos por eso. Sin ese apoyo esta fiesta no se podría hacer” subrayó.
A futuro, escrutó la posibilidad de cambiar de sede ante la magnitud que ha tomado el evento. “Siempre pensamos en un predio, lindo, municipal que está pegado a Colonia Hinojo, pero hay que acomodarlo un poco, nivelarlo, llevar la energía eléctrica. No es fácil llevar todo a un lugar que no está nada preparado” planteó.
De llenar la panza a esta fiesta
En tiempos de carencias, el kreppel era una comida que ayudaba a los primeros inmigrantes a llenar la panza antes de irse a dormir. “Muchas noches con un kreppel y un mate cocido alcanzaba. Con harina, sal, agua y un poco de leche se podía hacer” contó Hugo Schwindt.
“Hay mucha variedad y además se puede comer en cualquier momento. Para tomar mate…” añadió.
Parte de las raíces más profundas de la colectividad de los alemanes del Volga, el kreppel hoy es sinónimo de una de las fiestas populares más importantes del Partido.
Hugo contó que nació en 2011, como iniciativa de un grupo de tres o cuatro mujeres de la Colonia que pensaron en una jornada que celebre los orígenes, las costumbres y la identidad.
“Decían el domingo que hubo más 25 mil personas. Yo no sé cómo se calcula, pero era de la entrada de la Colonia hasta allá atrás, donde estaba el pelotero que estaba lleno como nunca” comparó.
“Nunca hubo tanta gente hasta allá atrás, pero decir un número es complejo porque la gente se renueva. Muchos vienen temprano, las familias que tienen chiquitos se retiran cuando empieza a refrescar, a la tarde llegan los más jóvenes” marcó.
Hugo pudo constatar la llegada de gente de los más diversos lugares: “Tuvimos visitantes de las localidades, de Azul, Coronel Suárez, La Pampa, Córdoba, Bahía Blanca, La Plata, Buenos Aires, La Madrid, Laprida, de Entre Ríos. Y eso que lo debimos suspender dos veces y mucha gente que había reservado su lugar y había pedido permiso en su trabajo se quedó colgada”.
En cuanto a momentos de esta Kreppel, inició con un concepto global. “A nosotros, que somos los organizadores, todo lo que ponemos nos parece muy lindo” dijo.
“Por ahí lo más atractivo, lo que a la gente más le encanta es quedarse abajo del espiche y mojarse con cerveza. El cierre también, porque como es gratis mucha gente tiene la posibilidad de ver bandas que de otro modo tal vez no podría por diversos motivos” rescató.
“A la gente también le gusta el desfile. En general la fiesta es un todo, es un conjunto de cosas. Este año mi hijo me sugirió de convocar a un DJ y la rompió. Tenemos música alemana, que a la gente le gusta; los ballets. Hay tantas cosas lindas para mirar y hay público para todo” celebró Hugo.
“Estamos felices de hacer lo que hacemos y al salir todo bien al final a uno se le llena el alma. Así quedamos... todos destruidos, porque es desgastante, pero valió la pena” confesó.
¡Y vaya si valió la pena!