15-04-2025
Los dos wines del gran equipo que ganó el campeonato local de 1980 y el Regional de 1981 se reencontraron el domingo en el homenaje de Loma Negra a todas sus leyendas.
Fueron dos de los más grandes delanteros de las décadas del ’70 y ’80. Tiempos de los Puma “Menotti” negros con blanco y la lengua larga que tapaba el empeine. Néstor Rivera era ya desde el fútbol de Olavarría uno de los mejores “wines” derechos de la Provincia y Aldo Varales uno de los mejores wines izquierdos desde el fútbol tandilense.
Antes de llegar a la Villa Alfredo Fortabat el “Ñato” había cobrado notoriedad por ser el autor del primer gol (con la camiseta de la selección de Tandil) la tarde de 1978 que se inauguró el Mundialista de Mar del Plata y por sacrificar a la selección de Olavarría en un partido en la cancha de Ferro por el campeonato Argentino.
Norberto Desanzo los juntó para disputarle la hegemonía del fútbol olavarriense a lo que quedaba del Estudiantes del ’80 (que no era poco) y se cansaron de hacer goles. Rivera metió 27 aquella temporada, Varales 14, uno de ellos en la revancha de la finalísima con los albinegros, disputada el 18 de diciembre el Parque Carlos Guerrero.
Después pasó todo lo que pasó.
Ambos, que pusieron más que una semilla para la incomparable historia celeste, se volvieron a ver el domingo en la cancha de Loma Negra y no se separaron a lo largo de toda la tarde.
“Yo me lo llevé a ‘Negro’ en el ’79 para jugar un torneo Regional para Ferro de Tandil y después él me convenció para venir a jugar a Loma Negra en el año 80” contó Varales en medio del reencuentro - homenaje organizado por le directiva celeste.
“Le estaba diciendo a Hugo López que él hizo el segundo gol en la cancha de Estudiantes y nos abrazamos como locos. Fue bravísimo ese partido. Me lo acuerdo patente - patente” apuntó el “Ñato”.
“Yo hice un gol de cabeza” agregó. Nada raro para un formidable cabeceador. “¿Por qué cabeceaba tanto no siento tan alto? Qué sé yo, porque me gustaba ir cabecear” respondió Varales.
Después llegó el Regional, Varales mantuvo su lugar y a Rivera le llegó Ricardo Lazbal para competir por la banda derecha, pero cuando la cosa se puso brava retornó el “Negro” con la “7” y volvieron sus goles.
“Cada vez que entraba hacía goles” recordó Rivera.
Cada tanto la charla se interrumpía con un abrazo distinto, como el de Luis Gómez, uno de los suplentes de lujo que tenía aquel equipo de Loma Negra.
“Fue lindo, porque vinieron varios muchachos macanudos. Fue uno de los clubes donde mejor la pasé. En algunos lados a los foráneos no los reciben tan bien, acá enseguida me hice amigo de todos” resaltó Varales.
Rivera recordó la clasificación para el primer Nacional como su mayor logro de una brillante carrera deportiva: “Yo jugué toda la vida acá, ganamos muchos campeonatos, tuve la suerte de jugar muchos regionales, en Tandil lo conocí a él y le dije ‘vamos Aldo para Loma Negra’, y me lo traje. También lo hablé a Sautú, que había jugado contra nosotros cuando reforcé a Estudiantes y me lo traje”.
“El ‘Gordo’ te mataba” acotó Varales, y así como compartían canchas y goles compartieron una carcajada cómplice.
Rivera se había tenido que ir a Estudiantes sin lugar en el equipo profesional, Varales había sido olvidado por todos los entrenadores que pasaron por Olavarría, hasta que Roberto Saporiti lo rescató y jugó un Nacional ’83 sensacional, conformando una inolvidable cuarteta de ataque con Félix Orte, Mario Husillos y Pedro Remigio Magallanes.
“Gracias al ‘Sapo’ jugué ese Nacional, porque me vio en una práctica que hice un gol de cabeza y por él después de fui a Instituto de Córdoba” reconoció Aldo.
Aldo Norberto Varales quedó en la historia de Loma Negra por todo eso, pero además por haber anotado en el Parque Olavarría el último gol celeste en el profesionalismo, para la agónica victoria celeste 2-1 sobre Racing de Avellaneda por los playoffs de Nacional 1983.
El “Negro” Rivera por haber anotado tantos goles como nadie con esa camiseta.